domingo, 20 de enero de 2008

MÉDICOS INÚTILES

Antes de que cantara el gallo, ya estaba con los ojos de par en par, no en vano la noche anterior me había ido a la cama bastante pronto, pues sabía que tendría que madrugar. Tenía algo que hacer.
Con las primeras luces de la mañana, me aseo y esperamos a que llegue el coche que nos ha de recoger : Pramila, Komala y yo.
Hay que llevar al médico a Komala. Desde hace años tiene un bulto en el lado derecho del cuello, que ha crecido tanto como el tamaño de una pelota de tenis.
Desde que he llegado he notado que padece dolores en prácticamente todo el cuerpo. Más de una noche la he visto llorar, y he tomado la decisión de llevarla al médico.
El coche viene finalmente. Se nota bastante fresco a medida que va tomando velocidad. Son las 6,45 hrs de la mañana y el sol no ha empezado a calentar. Komala va comiéndose una manzana y un plátano. Se ha levantado con apetito.
La consulta del médico está a unos 30 Kms de Kkarvita. Llegamos al lugar donde pasa consulta. Esta cerrado. Nos informan donde está su casa y vamos en su busca. El conductor del coche se encarga de llamarle. Vive en una casa desvencijada y con humedad en los muros. Hace años que no le han dado una mano de pintura.
Un hombre joven acude a la llamada del conductor. Es el médico. Nos pregunta cual es el problema y nos insta a que volvamos a la consulta. El llegará en unos minutos.
La clínica es cualquier cosa, menos un centro de salud. Mal cuidada, polvorienta y con poquísimos medios sanitarios. La mesa está llena de viejos papeles. En otra mesa bajita, hay restos de algodón, tijeras y útiles médicos absorbiendo todas las bacterias habidas y por haber. Una cortina de plástico traslúcida sirve para dividir a a los pacientes, de la habitación donde el médico pasa consulta. Intimidad inexistente.
Le toma la tensión y la fiebre. Le toca el gigantesco bulto. Su diagnóstico es incierto, puede ser una inflamación linfática causada por la tuberculosis o un linfoma maligno. Decide que definitivamente no debe ser operada. Habrá que esperar el resultado de los análisis. Uno de sangre y otro con la extracción del líquido dentro del bulto.
El primero es para determinar si es seropositiva y el segundo para concretar la dolencia. Este último ha de realizarse en India.
Para la sangre tenemos que ir a un puesto de la Cruz Roja. Allí nos dirigimos… Nuevamente la suciedad forma parte de la decoración. Un hombre de un cierto peso y volumen nos recibe en pantalones cortos y chancletas. El será el encargado de extraer la sangre, pero no hay jeringuillas, hay que comprarlas en un farmacia cercana.
La sala de extracción es lo más antihigiénico que uno se pueda imaginar. Cualquier cuarto de baño en Occidente sería un buen quirófano. Polvo por doquier. Papeles por encima de los muebles que ya formarán parte de la prehistoria del centro.Una señora que pasa una escoba y levanta un polvo irrespirable, que se posará sobre cualquiera de los útiles sanitarios que sin ningún orden están sobre la mesa.
Un niño pequeño, hijo del enfermero? Corretea por el seudo laboratorio, como si fuera el recreo del colegio.
No hay que esperar mucho para el resultado. En menos de media hora nos dicen que Komala no es positiva.
Era más importante para el médico, saber si era seropositiva que informarse de todos los parámetros que un análisis de sangre puede dar. En fin!! Estos son los inconvenientes de la ignorancia.
El segundo análisis hay que hacerlo en India. No tengo visado de entrada y no puedo acompañarlas. Debo esperar.
Cinco días más tarde el resultado dice que Komala padece Tuberculosis.
Han de pasar seis meses tomando fortísimos medicamentos.

No hay comentarios: