domingo, 20 de enero de 2008

EL INFIERNO DE LOS ANGELES DEL HIMALAYA


En su momento de inocencia fueron vendidas, sin su consentimiento en los burdeles de la India. Han sido rescatadas, pero con el estigma del Sida, y nadie las quiere. En Octubre del 98 me encontré con ellas, y desde entonces no he dejado de colaborar y trabajar para ayudarlas a vivir un mundo mejor . Poco a poco iré incluyendo historias y experiencias que he vivido desde entonces. Son bonitas o tiernas. Tristes y dolorosas, pero al fin y al cabo historias llenas de humanidad.De esta foto, tomada a principios de Noviembre de 1998, la gran mayoría de ellas han desaparecido, vaya mi homenaje a todas las ausentes y que la lectura de estas historias por parte de vosotros/as las hagan sentirse vivas y queridas donde quiera que estén.

LOS PRIMEROS DÍAS

Después de muchos años de andanzas, aventuras y desventuras por Nepal me iba dando cuenta de la vida real en este maravilloso país. Mucha belleza en sus montañas, pero mucha miseria con sus habitantes. Poco a poco me fui introduciendo en sus dolores y sus desventuras.

Algunos años los pasé, en un centro de la Madre Teresa de Calcuta en Pashupati, ayudando a los ancianos desamparados a lavarse, a darles de comer, a vestirles y en muchos momento ayudarles a morir.

He vivido situaciones que rompen esquemas : Uno de los ancianos no controlaba los esfínteres, y que mejor sitio que durmiera en un camastro en el water o curar heridas de un paralítico que pasaba horas y horas bañado en el orín ( 12 horas +/- ) hasta que le lavaba y le curaba... hasta que me planté y exigí que se le pusiera una sonda. La sonda la tuve que ir a comprar yo, y las monjitas no querían ponérsela ya que se trataba del órgano sexual masculino y las producía repelús.

Yo no quería ponérselo. Conseguí una enfermera que trabajaba en la zona gubernamental del asilo. Se lo puso delante de mí....

En pocos días, se le empezaron a hinchar las piernas y una mañana cuando llegué a cumplir con mi labor diaría , me le encontré con una manta que le cubría todo el cuerpo. Había fallecido. Sus pertenencias no llenaban un puño.

A las pocas horas, se incineró su cuerpo a no menos de 50 mtrs , a las orillas del Bagmati, rio sagrado, y el humo de su incineración impregnó toda la zona.

Interminables experiencias, que no entrarían en este formato, pero que se me han quedado en la memoria.

Días antes de dejar Nepal, me enteré de una historia que me dejó helado. No entendía nada. Después de tanto tiempo viajando a este maravilloso país me dí cuenta que había estado ciego. Era la ceguera del amor.

Me contaron que allí cerquita, una señora acogía a niñas enfermas de Sida que lo habían contraído en los burdeles de la India, después de haber sido vendidas a la prostitución. Pero cuantos años tenían? Entre 12 y 16.... Cómo?... Qué es esto que me estáis contando....

Me quedaban pocas horas de estar en Nepal y había que volver a casa.
Durante todo un año estuve recabando información sobre estos sucesos tan tremendos que nunca me pude imaginar.

De vuelta en Katmandú, un año más tarde … ( 1998 )
Había que poner manos a la obra, y sin perder mucho el tiempo me dirigí a unos de los barrios pobres de Katmandú, a orillas del sagrado río Bagmati y no muy lejos de Pashupati. Allí busqué y busqué hasta que di con Maiti Nepal. Pedí encontrarme con su directora Anuradha Koirala. Una menuda mujer que decidió enfrentarse a una situación dura y complicada : luchar contra la prostitución infantil.
Hacía muy poco que habían comenzado esa cruzada. Le pregunté que podía hacer y me dio a elegir entre trabajar con niños o con las chicas mayores que recientemente abían sido rescatadas de la prostitución en India. Un alto prcentaje de ellas era portadora del VIH. Sin pensarlo dos veces me decidí por las mayores.
Era un reto importante. Eran las más difíciles. Su futuro era incierto y el Sida llamaba a sus puertas.
Desde el primer momento en que me encontré con ellas, me quede prendado de sus miradas y hasta ahora, que ya han pasado 9 años.
Me enteré que en Nepal, entre 5000 y 7000 mujeres y niñas desaparecen en Nepal siendo víctimas del engaño, con falsas promesas de trabajo para ser vendidas en los burdeles de la Indía. Han de pasar al menos 5 años, hasta que paguen lo que la “madam” pago por ellas. Por sus cuerpos llegan a pasar entre 40 y 50 hombres por día.
En un porcentaje alto, contraen enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, la gonorrea y en los últimos años el VIH. Ni que decir tiene que a partir de este momento su vida se nublará para siempre, ya que no serán aceptadas entre sus familias ni en sus pueblos de origen.
En Maiti Nepal, parece que encuentran un refugio.
Para poder romper el hielo, se me ocurrió enseñarles a hacer magia. La barrera del idioma se rompió, y desde ese instante me dejaron entrar en sus corazones.
Todo tipo de experiencias dolorosas. A cual peor.
Todos los días, cuando las dejaba y yo me retiraba a mi hotelito, me iba caminando, casi una hora y la utilizaba para reflexionar e interiorizar tanto dolor.

Había grandes y pequeñas. Mujeres hechas y derechas, jóvenes, adolescentes, niños/as y bebés. Entre tantas había una niña, que no levantaba más de tres palmos del suelo. Ojos grandes, rechonchita, pelo negro, juguetona y con una sonrisa permanente, que siempre me buscaba para acercarse a mí y agarrarse a mi pierna. Apshara ( pequeño ángel ) me habría de marcar para el resto de mi vida.

Pasaba los días y siempre ocurrían cosas en Maiti. Los días llegaban a ser estresantes. Muchas cosas que hacer. Recuerdo que poco antes de volver a Madrid, me enteré que estaban a punto de interceptar un autobús, donde viajaban 23 niñas. Las habían engañado. Las sacaban del país, para después volar desde India hasta el Golfo Pérsico y allí hacer labores de esclavas.
En el patio de la escuela de Maiti Nepal me encontré con ellas así como con los secuestradores. Una imagen inolvidable. Las pertenencias de las niñas se limitaban a unos pequeños álbumes de fotos de su familia y sobres en blanco para poder mantener correspondencia. No tenían ni idea del infierno a donde se dirigían.

UNA NIÑA CIEGA FABRICANTE DE LUZ


Una de las niñas, Shanti, de 16 años, deficiente mental y ciega, se encontraba en Maiti Nepal, porque cuando solo contaba con 13 años, cuatro energúmenos de su pueblo la violaron. Ha comenzado a aprender braille, y con mucha paciencia por parte de otra de las niñas, está aprendiendo a fabricar velas de cera. Hace casi 100 unidades al día, según ella para el festival de luz del año próximo. Una luz que nunca podrá ver. ¡Una niña ciega fabricante de luz!..

Son niñas que han sufrido lo indecible. Solo ellas lo saben. Tanto sufrimiento mientras han estado encerradas en un agujero infecto, soportando vejaciones y dolores inimaginables. He observado sus ojos, he contemplado sus sonrisas, e intentado ponerme en su lugar. Imposible, siempre me han superado.

Había que volver a casa. La despedida fue dura pero sabía que tendría que volver. Me lleve mucho material en mi cabeza, que nada más llegar a Madrid me puse a ordenar. Al poco tiempo tenía un artículo escrito, sobre mi experiencia. Lo presentamos a Manos Unidas y me dieron el primer premio en prensa nacional, por un importe de 300.000 pesetas.

ALGO HABÍA QUE HACER



Después de un año duro de trabajo, intentando hacer saber al mundo la situación que se vive en Nepal, a pesar de múltiples intentos con los medios de comunicación de prestigio en este país ( España ), me marché a trabajar en directo con las niñas y con dinero, producto del premio que me concedió Manos Unidas.
Para los próximos dos meses tenía entre manos un intensísimo programa.
En una fría mañana de Octubre, tres niñas una enfermera y yo nos pusimos en marcha. Nos íbamos a Kakarvita, una población del sureste del Nepal, frontera con India. Y para que...?

La estación de autobuses de Katmandú era un hervidero de gentes y ruido, vendedores de chicles, caramelos, bananas, pastillas para el mareo, cocos... daban colorido y vida y típicos bocinazos de los autobuses: la banda sonora . Los nepaleses hacen hablar a los camiones, coches, autobuses, bicicletas haciendo sonar insistentemente las bocinas .
A medida que pasa el día, la temperatura va aumentando y por fin son las tres de la tarde cuando nos ponemos en marcha.
Va a ser un larguísimo viaje, más de 15 horas, para solo hacer 200 Kms. Las carreteras son estrechas y con un firme inseguro. Las paradas a lo largo del recorrido son incontables. No llego a dormir mucho, ya que hace bastante fresquito. El viento se mete por todas las rendijas de la puerta y ventanas desvencijadas.
Me adormilé pensando en Apshara. Se había quedado en el cole, y desde la ventana de la calle me despedí de ella soltándola un beso al aire
Caigo al final de la madrugada, y la primera imagen que tengo es un amanecer sobre un inmensa plantación de té, mientras el autobús lentamente se acerca al destino final.

Después de bajar todo el equipaje y material que allí transportábamos ( mantas, una botella de oxigeno, ropa, etc ) nos vamos a una Transit Home. Aquí me llevo la primera sorpresa : hay mas de 20 niñas que habían sido rescatadas recientemente de la prostitución en India. Hay mucha actividad, a pesar de lo temprano del día.
Ciertamente esa es la característica del país. Según sale el sol, todo el mundo se pone en movimiento, desde los más pequeñajos a los ancianos. El remoloneo en la cama parece estar prohibido. No es de extrañar dada la incomodidad de los catres donde todos el mundo duerme.

Seguía expectante hasta llegar al lugar que me marcaría para siempre.

Muy cerca de allí, a unos seis kilómetros, Maiti Nepal había construido un Hospicio. El primero en Nepal, donde estaban acogidas las niñas infectadas con VIH.
Allí estaban todas.... Todas las que yo conocía. Me recibieron con un gran cariño y me prepararon mi habitación donde habría de pasar los siguientes 2 meses.

Todo estaba en precario: El agua lo sacaban con una bomba manual, la cocina estaba en una habitación, cuando se duchaban lo hacían con un cubo y una jarra...

Me puse manos a la obra, contactamos y contratamos trabajadores de la zona y el milagro empezó a tomar forma : Empezamos a construir una cocina. Compré un gigantesco tanque para poner en el tejado. Compramos un motor de extracción y unos cuantos metros de tubería de PVC. En pocos días tenían grifos y hasta alcachofas para la ducha.

Las noches había que darles color combatiendo el aburrimiento. Les compré una televisión en color y una antena parabólica. Fui el culpable de quitarles horas de sueño, pero cuando yo estaba en la cama, las escuchaba carcajearse mientras veían comedias indias.

LA VIDA DE UN REY


Se escucha esa expresión de “vivir como un Rey”. Difícil de comprender y de entender cuando no se és. He sentido esa sensación.

Tempranito ( 6 am ) , llamaban a la puerta y con una sonrisa tan grande como sus corazones me traían, un té calentito y una tortilla francesa.
Más tarde sobre las 9 de la mañana, cuando el sol empezaba a calentar, era invitado a desayunar : Un inmenso plato de arroz con vegetales, caldo de lentejas y algo de verdura. Si me veían de pie me ofrecían una silla. Si tenía frío me arropaban, y sí tenía dolores intentaban ayudarme y darme masajes. Esa es la vida de un rey.

Para mí son las reinas de la humanidad. Sonríen cuando más dolor tienen y más esperanza tienen, sin tener futuro.

Nunca olvidaré cuando una de las niñas, me pidió una aspirina para calmar su dolor de cabeza. La expliqué donde estaban. Y ella me dijo, que quería que “yo” se la diera en su mano.
No le importaban las propiedades del medicamento. Para ella lo importante es que el remedio se lo diera alguien, con cariño. Un cariño que nadie le ha dado durante muchos años.

Jugaba con ellas. Reía con ellas y me daba cuenta que no estaban tomando ninguna medicación contra su enfermedad. Pero cual podría ser la solución?. Quién puede sufragar los precios de las multinacionales farmacéuticas? Como es posible que esas sociedades pongan precio a la vida de las personas? Hacia donde vamos?.

Pero sigo siendo el Rey.......

Recibí noticias de Apshara, que me dejaron preocupado. Tenía catarro que no se le curaba...

LAS NOCHES DE SATTIGATHA


Durante las horas de sol, el calor llega a ser insoportable, pero al caer la tarde, la temperatura bajaba considerablemente y servía para que los mosquitos se acercaran a cualquier punto de luz, para sentir el calor perdido unos minutos antes.
Las luciérnagas aparecían en masa y “quasi” iluminaban el terreno por donde se movían. Para mí siempre han sido estrellas voladoras.
Las ranas, lo grillos encontraban el momento para cantar. Por cierto hay una fórmula matemática para calcular la temperatura ambiental con el canto de los grillos. No la recuerdo, pero quién los observe y los sienta, se dará cuenta que en las horas de calor el canto no tiene casi respiro, pero en la noche es más pausado.

Nunca olvidaré las risas de las niñas antes de dormirme. Y yo preocupado!.....

UNA HUIDA EN LUNA LLENA


La noche cayó, pero la Luna llena se encargó, una vez más de iluminar los caminos, los ríos, los campos, ......Dormí placidamente, hasta el amanecer.
He dormido profundamente, pero a las 6 de la mañana con los primeros rayos de sol, golpean en la puerta. Es la voz de Smriti, la enfermera, de la que en otro momento, la dedicaré un largo relato.Siento su voz cortada y me dice que se tiene que marchar a Kakarvita, a la oficina de Maiti Nepal. Por qué? En el silencio de la noche y aprovechando la luz de la luna llena 4 niñas, han saltado la valla y se han escapado. No nos olvidemos que es fronterizo con la India.La horas pasan. Nadie sabe lo que ha ocurrido. El resto de las niñas están desorientadas.Falta uno de los guardas que nos vigilaban.El día pasa hasta que poco a poco se van sintiendo noticias. Pero a cuentagotas.Ya se sabe!!! El guarda, padre de una pobrísima familia, las ha debido engañar para llevarlas a la India. No sabemos porqué!!! ¿ Han querido volver al infierno de donde se les rescató?.A primeras horas de la tarde se nos informan que, en una estación de tren ya en la India han detenido a los 5.
Se les ha devuelto a Nepal. Interrogatorios en la destartalada comisaría fronteriza de Kakarvita.... Finalmente las niñas salen, y Ganesh ( el guarda ) es ingresado en prisión.Pasará los siguientes dos años en una inmunda cárcel. Sus hijos, su mujer son nuestros vecinos : Un niño de 3 años, una pequeñaja de 5 y una más mayor pero discapacitada mental así como de movilidad de 7 años. Viven en el campo, en la selva , sin luz sin dinero, sin futuro y con un padre en la cárcel. La miseria ha sido la culpable de esta situación.Cuando me despedí de la señora ( en la foto con el pequeñin ) sus lágrimas pesaban más que sus huesos. Lágrimas de desesperación.
La luna, con toda su majestuosidad ha sido testigo de la huida. Solo ella ha seguido sus pasos y probablemente haya escuchado las conversaciones de la huida a ninguna parte.